La Catedral de Zacatecas, síntesis cultural de México. Maqueta Esc: 1:56 Autor: Victor Hugo Ramírez Lozano. (Foto: Alejandro Muñoz/Belinda Vargas. 2017) |
Sus tres portadas barrocas son un despilfarro de creatividad, de conocimiento y por su puesto, de Fe. La fachada principal, está dedicada a la Eucaristía, es el momento en que Jesucristo ante sus apóstoles consagra el vino y el pan y estableciendo así la Sagrada Comunión, la cual está representada en una bellísima y exquisitamente labrada custodia ubicada en la clave de la ventana coral, que, al mismo tiempo, es el punto clave en torno al cual se desarrolla toda la composición arquitectónica y escultórica de la portada.
De todo el frente, son reconocibles Jesucristo (en la parte central del tercer cuerpo); San Simón (ubicado también en el tercer cuerpo sobre la primera calle) a quien se le reconoce por sostener la sierra con que fue martirizado; Santo Santiago (ubicado en la hornacina del primer cuerpo, primera calle) reconocido por la pequeña Conchita de Vieira (venera) sobre su capa; San Pedro (al costado izquierdo de Santiago) se le reconoce por la tiara papal que un par de angelitos sostiene sobre su hornacina, así como por su ubicación al lado derecho de la entrada principal del templo; San Pablo (localizado a la par de San Pedro, a la izquierda del acceso principal) es identificado por su gran barba y por el libro en que se plasma su nombre, el cual, también sostiene un par de angelitos sobre su nicho; y por último San Andrés ( a la izquierda de Pablo) es reconocido por la Cruz Aspada o en forma de "X", también cargada por ángeles. ¿Y los demás Santos?...
Hasta aquí, todo parecía ir bien, sin embargo, al tratar de identificar a los demás santos invitados a la Sagrada Cena, nos topamos con un gran reto debido a que no todas las esculturas cuentan con elementos iconográficos o referenciales suficientes. ¿Dónde estaban esos elementos? Respuesta: en las manos de cada estatua. Y ahora, lo que muchos se preguntan al apear la mirada sobre nuestra catedral ¿dónde están sus manos?¡¿Porqué no las tienen?!
Apóstol San Pedro (ubicado en el primer cuerpo, segunda calle, al costado izquierdo de la puerta principal). Observen lo claro que se ven las perforaciones en los brazos, incluso, se aprecian un poco ortogonales para recibir las cuñas de madera e insertar las manos que fueron labradas de manera aparte. Foto: Pbro. Jesús López de Lara. 1984.
Santo Apóstol (No identificado por falta de elementos iconográficos y referencielaes)
Foto: Guillermina Bañuelos, 2018.
Lo cierto es que simplemente se les cayeron y los culpables fueron la lluvia, el viento, quizás las palomas; para escucharnos más técnicos: se cayeron debido a la exposición permanente y prolongada a los diferentes agentes naturales: ambientales, climáticos y animales.
¿Porqué tan fácil? Resulta que en la antigüedad, en proceso para realizar una escultura en cantera intervenían varias personas que atendían procesos distintos, por ejemplo:
1. el canterero que extraía la piedra del banco (que para el caso de nuestra catedral fue el cerro de la piedrera, en Guadalupe);
2. el operador que la transportaba al sitio de trabajo y verificaba que no se tronaran o rompieran al descargarlas;
3. el maestro cantero quien, con conocimiento previo de la forma a extraer del bloque, podía dar indicaciones a algún
4. aprendiz para que comenzara a devastar la roca y preformar la escultura.
5. Una vez llegado el momento de que la escultura estaba por terminarse, el maestro cantero afinaba los acabados, ropajes, perfiles y aquellos elementos más delicados y, si así lo consideraba, podría recurrir al cantero más hábil, al especialista en labrar manos.
Apóstol San Juan (Tercer cuerpo, a la derecha de Jesús)
Foto: Guillermina Bañuelos, 2018.
Muchas veces las manos y elementos iconográficos se formaban en el mismo bloque de cantera, pero en otras, como sucedió en las esculturas de nuestra catedral, se labraban aparte, de manera exenta, de tal manera que estas podían ser trabajadas con mayor comodidad y logrando mejores resultados. Al final, las extremidades eran perforadas para insertarles unos largos taquetes o cuñas de madera -por lo regular de mezquite o encino- para que a su vez, se encajaran en los brazos de la escultura; es por ello que, cuando la madera se pudría o se debilitaba, simplemente se caía la pieza; del mismo modo, debido a la delgadez de la piedra (las muñecas) y a las perforaciones practicadas, éstas se rompían con mayor facilidad. Esta es la razón de los santos mancos de la fachada principal.
Detalle del tercer cuerpo. En esta imagen de 1880, podemos ver que en la escultura de Jesucristo aún se conservaba el largo taquete o cuña de madera que alguna vez sostuvo la mano derecha. |
Detalle. El taquete de madera, solía ser de mezquite o encino. Foto: 1880. |
Saludos.... Victor Hugo Ramírez Lozano.
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